martes, 17 de enero de 2012

Mucho YouTube, poca Biblia y poca oración


Ante un nuevo año, hay gente que se muestra optimista y otra pesimista. La optimista es porque cree de alguna manera en aquel dicho “año nuevo, vida nueva”. Está bien, tiene un pensamiento positivo. Cree que las cosas pueden mejorar y de hecho lo van a hacer. Es bueno tener este tipo de actitud. ¡A q    uién le gusta estar con un parlante al lado que esté tirando constantemente pálidas! Algunas veces es un optimismo fantasioso, casi mágico. De olvidar macanas que hemos hecho y esperar algo “milagroso” de la vida en el futuro próximo. Otras veces se usa el optimismo para calmar la conciencia. Otras, verdaderamente en forma mágica, por el solo hecho de “confesar positivamente” lo bueno va a venir y lo malo va a irse lejos. En fin, como fuere esperan que este año sea mejor que el anterior.

Pero también están los pesimistas, que ven todo negro. A como está la economía, Medio Oriente, Estados Unidos, las tensiones a nivel local, inclusive a nivel familiar, los tsunamis, los terremotos, el desprecio por la vida, la contaminación ambiental… presagian (o al menos, se auto-presagian) un año catastrófico.

Eso siempre ha ocurrido. Pero este año hay algunas notas adicionales para cargar sobre el pesimismo. El 21/12/2012 y las predicciones mayas (mal interpretadas, de todos modos) fue un disparador para una película y para una ola de preocupaciones, ansiedad y reacomodamientos en la vida de miles de personas. La tensión en Medio Oriente, especialmente entre Irán e Israel y el potencial conflicto bélico allí. La caída del liderazgo despótico en los países musulmanes, y las amenazas de algunos líderes musulmanes al mundo Occidental. La inestabilidad económica de la Eurozona. El derrumbe de las calificaciones de Standard and Poor’s de ciertos países occidentales líderes en Occidente y su repercusión en las bolsas mundiales. La caída del dólar. Hablemos de la contaminación ambiental y de las aguas. Hablemos de los terremotos y tsunamis. Incluyamos el supuesto planeta X (Niribu) y su supuesta colisión con nuestro planeta en este año. Añadamos la reversión de los polos magnéticos y el mencionado cambio de eje de rotación de la Tierra. A eso le sumamos los efectos de un pico de actividad solar y supuestas debilidades del cinturón magnético de la tierra. Y como si fuera poco los planetas se van a alinear con el centro de la Vía Láctea.

A esto le podemos añadir un contribuyente evangélico. Predicadores (cuyos mensajes están en la web) que el año pasado (2011) predijeron para ese año la caída de un meteorito de enormes proporciones que produciría un cataclismos de magnitudes nunca vistas. Tal cosa, obviamente, no ocurrió. Otro, que se dedicó el año pasado a determinar el día del rapto, cosa que no ocurrió, y después de la desilusión, comenzó a revisar su aritmética para un nuevo cálculo.

Yo diría que hay mucho YouTube, poca Biblia y poca oración. Poco compromiso con la Palabra, poco compromiso con su llamado cristiano, mucho ocio evangélico y por lo tanto no tienen nada que hacer y comienzan a surfear por las páginas amarillas de la web que hoy presentan supuestas “comprobaciones” y “confirmaciones”, “descubrimientos” y potenciales “consecuencias” de hechos que no existen. Gente que lucra con la ignorancia de muchos, y en esos “muchos” caen evangélicos que deberían estar apercibidos por lo que dicen las Escrituras.

Aunque sean simulaciones por computadoras de alta complejidad, supuestos videos de seres extraterrestres, mensajes, cadáveres encontrados en la Luna, etc., cosa que obviamente, por lo curioso, llama la atención y plantea interrogantes, no dejan de ser ocurrencias y disparates –ciertamente muy bien tecnificadas– para poner dudas, preguntas, temores, ansiedades en la gente.

Nada de esto es cierto. El planeta X (Nibiru) no existe, la conjunción de los planetas no afecta para nada a la vida de la tierra (los únicos dos astros que afectan a la Tierra son la Luna y el Sol), el máximo de actividad solar está calculado para el 2013 y se prevee que no va a ser muy fuerte. El supuesto cambio de eje de rotación terrestre no tiene razón de ser como tampoco el cambio de polos magnéticos. O sea que no hay nada que preocuparse. Hay que ver menos You Tube, pero leer más la Biblia, orar más, comprometerse más con la vida cristiana, el evangelismo, el discipulado, el testimonio cristiano, etc.

Si bien nada de eso es cierto, lo que sí es cierto, sin embargo, es el juicio de Dios. Y eso está en la Biblia. Lo que Dios sí quiere es que su pueblo se arrepienta. Y Dios está llamando al arrepentimiento. Más allá de lo que pueda acontecer económica, política, social, meteorológica y climáticamente en el planeta en este año, los ojos del Señor siguen recorriendo la tierra buscando aquel corazón que es completamente suyo. Dios nos llama este año a caminar con él, como Enoc caminó con él. El año, según los gurúes y futurólogos de este mundo puede presagiar algunas situaciones tensas, pero los que confían en el Señor, los que caminan con él, tienen suficientes promesas bíblicas para vivir confiados. Aunque los fundamentos de este mundo se derritan, nuestra fortaleza debe estar puesta en el Señor. Hebreos 12 ya nos advierte que todo lo que sea conmovible va a ser conmovido, para que lo que es inamovible e inconmovible (el Reino de Dios) quede establecido para siempre. Quizá, es cierto, Dios sacuda los ídolos escondidos que tenemos. Y lo hace para que nos paremos sobre la Roca inconmovible de Jesucristo. Que dejemos de poner nuestra esperanza en lo espurio, lo pasajero, lo temporal, para aferrarnos a lo invisible del Reino de Dios. Es probable, así, que en este año veamos grandes cambios a nivel de liderazgo mundial, incluyendo del liderazgo evangélico, como también una explosión a nivel evangelístico, porque el pueblo cristiano toma conciencia –Espíritu Santo mediante– de esta necesidad. Pero esto no es motivo de caos, de ansiedad, de preocupación, etc., sino de saber que nuestra salvación está más cerca que antes.

Horacio R. Piccardo


domingo, 1 de enero de 2012

Devocional Enero 2012


Comienza un año nuevo y uno está lleno de expectativas. Aquellos que no conocen al Señor pueden ir desde una expectativa eufórica y fantasiosa hasta un miedo aterrador por el fin del mundo. Pero aquellos que conocemos al Señor no vivimos en los extremos desequilibrados, enfermizos y enfermantes, sino en el andar tranquilo y al mismo tiempo apasionado, delicado pero desafiante, suave pero agresivo del Espíritu. Andar en el Espíritu, andar con el Señor, andar obedeciendo a su voz es nuestro mejor remedio para la paranoia que vive este mundo. No olvidemos que el mundo nos quiere engatusar en tratar de imprimirnos su agenda, sus prioridades, sus métodos, sus dioses. No busquemos los atajos del impío, sino la cruz de Cristo. Este es un gran desafío, que debo decir, lamentablemente algunos cristianos, ante las promesas exitistas del mundo tratan de gambetear. Lo pragmático no siempre es el camino escogido por Dios. El “pare de sufrir” condenado por los púlpitos evangélicos, y respondido con un “amén” risueño por el pueblo, muchas veces aceptado como norma cristiana, haciendo ojos ciegos a todo lo que la Biblia nos enseña sobre la formación de carácter.

La cruz no es un fin de semana de descanso, sino un instrumento de tortura y muerte para la carne. Y muchas veces, engañados, huimos de ella, porque no nos sentimos cómodos colgando de ella. Obvio. Esa es la idea. La carne huye de ella y busca siempre alguna excusa. Nosotros, los que vivimos en las cosas de Dios, tendemos a ser engañados por ella, porque elaboramos excusas más “teológicas”. Nuestros “no” son “con fundamento bíblico”. Pero olvidamos lo que Pablo nos dice en Ro. 7: el pecado me engañó. El pecado tiene esa capacidad de embrollar nuestros pensamientos para rechazar la cruz, que finalmente es libertadora.

Últimamente me vino a mi mente el tema de Gilgal, donde, según cuenta el libro de Josué, fue donde él tuvo que circuncidad al pueblo de Israel, quitando “el oprobio de Egipto”. Egipto es la figura del mundo y todo lo que ha alimentado ese mundo en sus vidas. Gilgal es la cruz. Pablo ha crucificado sus pasiones y deleites (Gá. 5:24). Pero también habla de una doble crucifixión: él al mundo y el mundo a él (Gá. 6:14).

Este año, Dios nos invita a caminar con él. A caminar guiados por su Espíritu. Y la primera parada es en la cruz. Esto no es para el recién convertido solamente. Llevar cada día su cruz es el mandamiento para su discípulo. Vivir en el Espíritu no es solo un arrebato fuera del cuerpo (¡gloria a Dios por esas experiencias!), sino vivir siendo guiado por el Espíritu confirmando la Palabra de Dios en nuestras vidas. Jesús fue llevado al desierto, guiado por el Espíritu, para ser probado y tentado por Satanás. Jesús fue guiado por el Espíritu hasta la cruz, para nuevamente ser probado y tentado por Satanás. En medio del camino de la guianza del Espíritu, Satanás va a venir a tentarnos. No es el camino en sí el malo, sino quien se nos aparece en el camino. No rechacemos  el camino de guianza, formación, modelado del Espíritu por quien se nos aparece en el camino.

Este es un año de crecimiento en nuestra relación con Dios. Un año en el cual podemos conocerlo más íntimamente. Un año de discernimiento. Un año en que nos afianzamos más en su intimidad y conocimiento. No hay gloria sin cruz. No hay autoridad sin vencer en medio de los conflictos. No hay recompensa sin fidelidad. Comencemos este mes, perfilando cuál va a ser nuestro norte y cómo nos encaminaremos a él.