miércoles, 14 de noviembre de 2012

DEVOCIONAL NOVIEMBRE 2012

SANIDAD MEDIANTE LA DISCIPLINA


“Por tanto, fortaleced las manos débiles y las rodillas que flaquean, y haced sendas derechas para vuestros pies, para que la pierna coja no se descoyunte, sino que se sane” (He. 12:12s).

Indiscutiblemente Jesús es nuestro sanador. Esto es un principio de nuestra fe. No es un apéndice adicional; no es una moda eclesiástica; no es un dogma denominacional; no es una posibilidad futura; no es un premio. Es un hecho. Es su naturaleza.

Por otro lado, sabemos que hay enfermedades que requieren una confesión y renuncia específica de nuestros pecados. Además hay enfermedades causadas por Satanás y sus demonios (Hch. 10: 38). Pero en este pasaje dice una cosa interesante. El autor exhorta a que sus lectores hagan algo a causa de ciertas debilidades y/o enfermedades: Habla de fortalecer las manos y las rodillas que flaquean. Esto es parte de nuestro discipulado o disciplina en la vida cristiana. El texto habla de “la pierna coja”. A la luz de todo el texto de Hebreos, no está hablando a una persona específica, sino un problema general. De modo que la idea que está transmitiendo es que todos nosotros tenemos una pierna coja, un punto débil, una herida abierta, y  esto –creo– va más allá de lo físico (sin descartarlo ni minimizarlo).

Pero el autor de Hebreos dice que si nosotros no hacemos algo, la cosa se va a poner peor: la pierna se va a descoyuntar. Por el contrario. , si hacemos algo correcto, la pierna se va a sanar. Y lo que tengo que hacer, lo que está en mi responsabilidad y capacidad de hacer es fortalecer manos y rodillas, por un lado, y aprender a hacer sendas derechas. Si el problema está en la pierna, debo disciplinar a mis pies para enseñarle a la pierna a trabajar correctamente. Nótese que no tiene que ver con lo que comúnmente llamamos “sanidad interior”, ni con liberación de demonios. Sino con educación o reeducación.

Las manos y las rodillas tienen que ver con el hacer y con el depender. Así, el hacer no es independencia arrogante, y el depender tampoco es  un misticismo irresponsable. Dios nos está dando el poder y la autoridad para resolver el problema. Tengo que fortalecer mi hacer debilitado y fortalecer mi dependencia con el Señor debilitada. Cuando estos dos elementos están debo atacar el problema con conocimiento y autoridad para gobernar mi propia persona. El problema es mi “pierna coja”. Es mi problema; no el problema del pastor.

De nuevo: mi pierna coja no es necesariamente un problema físico específico. Es un problema espiritual cualquiera que tenga. Pero el problema de la pierna (espiritual) puede resolverse por reeducar al pie (espiritual). Tengo que llevar a ese pie espiritual a caminar (funcionar) conforme a la rectitud y justicia que me enseña la Palabra. Esto va a llevar a la sanidad.

Muchas veces Dios no sana, porque somos nosotros los agentes responsables de nuestra sanidad. No podemos pedirle a Dios lo que Dios nos delegó a nosotros hacer. Nos dio autoridad para ello, pero también nos dio responsabilidad. No busquemos atajos facilistas, sino que “fortalezcamos” lo que está débil y “hagamos” lo que debemos hacer para lograr que lo enfermo en nosotros sea sanado.
 
Horacio R. Piccardo

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Einstein, mecánica cuántica, movimiento pentecostal y pensamiento complejo. ¿Cambio filosófico o intervención divina?

Estimados/as hermanos/as,
Hace ya algunos meses que apareció un nuevo artículo mío:
Salió en la revista electrónica Integralidad
 

Recuperando nuestra identidad como iglesia

Estimados hermanos/as,
Me es grato comunicarles que ya salió mi último libro en forma electrónica por medio de la biblioteca Logos.
Son 77 sermones expositivos sobre todo el texto de 1 Corintios, al final de los cuales tienen algunas preguntas de contexto, otras de reflexión (ideal para trabajarlos en grupos pequeños) y lecturas adicionales para reflexionar y profundizar sobre cada tema.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Decreto contra la marcha zombie a realizarse el domingo 28/10/12

Bajo la cortina de actividades culturales o agenda cultural, y apoyar diferentes expresiones artísticas o inclusive para fomentar directamente el cine de terror, el gobierno de l...
a Ciudad de Buenos Aires, a sabiendas o en ignorancia, abre una vez más las puertas a lo oculto, a lo demoníaco, al mundo de los muertos, a los espectros y a todo lo que tiene que ver con el horror y el terror. ¡Como que no viviéramos en un mundo de terror, violencia, sangre e inseguridad de todo tipo!
Según su propio manifiesto, estas marchas buscan “estimular y reivindicar el cine de género de terror, fantástico y de bajo presupuesto”. Buscan además “esbozar un retrato crítico de nuestra sociedad contemporánea”. Según los organizadores “la idea es reflejar la imagen de lo que somos sin ser conscientes de esa realidad, con el objetivo de involucrarse para ayudarnos entre todos”.
La única forma de salir de la pileta no es llamar a más gente a la pileta. Si los que participan reflejan la sociedad que viven, ¿son ellos mismos, como participantes de la sociedad, generadores de esta situación también?
Más allá del mal gusto y de la estupidización de la sociedad que fomenta, con un amplio llamamiento a la participación, mínimamente visual, como expresamos al principio de lo demoníaco, el hecho que, según ellos mismos afirman, que cada vez es más numerosa su participación, y la sociedad no reacciona para cambiar (para bien), me dice varias cosas: ellos no buscan hacer ninguna crítica, sino fomentar lisa y llanamente el tema.
Las Escrituras nos enseñan a no tener nada que ver con el mundo de los muertos (Dt. 18:9-13), por eso en el nombre de Jesús declaramos que este espectáculo / marcha es ilegítimo en el mundo espiritual. Por lo tanto, en el nombre de Jesús DECRETAMOS:
1) Que todo contacto con el mundo de los muertos queda cancelado.
2) Que todo objetivo de promover el terror, el horror, el mal gusto, la sangre, lo asqueroso, incluyendo la brujería y cualquier práctica ocultista, contacto con o espíritus de los muertos queda cancelado en forma “artística” o en cualquier otra, y no progresa más.
3) Toda “alimentación“ o potenciación espiritual del inframundo queda cancelada.
4) El proceso de popularización de este tipo de actividad comienza a decaer hasta su extinción, siendo aborrecible y criticado por la sociedad.
5) Toda organización queda desbaratada por no promover el bien, el crecimiento, la salud integral (especialmente la mental, espiritual y la social) de la sociedad, incitando además de la proliferación de un género que bajo el camuflaje de “arte”, busca justamente lo contrario, incita a la sociedad a acercarse el mundo de los muertos, y estupidizarse y degradarse con productos de la fantasía humana.
6) Que toda imagen alimentada por la fantasía humana y energizada por el inframundo y la actividad demoníaca queda ahora bloqueada y sin fruto.
7) Que nos volvemos contra ti, Satanás, que en forma encubierta quieres entretener y distraer a la gente con tonterías, mientras les inculcas relacionarse con el inframundo. De modo que desbaratamos tus planes y los dejamos sin efecto, porque está escrito.: “El Hijo de Dios apareció para deshacer las obras del diablo” (1 Jn. 3:8). Deshacemos, por lo tanto todas tus obras, desde la organización a cualquier efecto, deseo, sueño o consecuencia que pueda tener la marcha.
Por el contrario, DECLARAMOS, en el nombre de Jesús:
1) Que el único que promueve belleza y salud integral para el individuo, la familia y la sociedad es nuestro Señor Jesucristo, Dios de vivos y no Dios de muertos (Lc. 20:38).
2) Que la única forma de cambiar a la sociedad es brindarle un modelo alternativo y no alimentar la muerte con más mensajes de muerte. Jesús es “el camino, la verdad y la vida” (Jn. 14:6).
3) Qué Jesús es la única esperanza para esta sociedad como para el individuo en particular. Nadie llega al Padre si no es por él (Jn. 14:6).
4) Que Jesús es la fuente de toda belleza, bondad, paz, mansedumbre, alegría, sana convivencia, además de salud física, emocional, mental, espiritual y relacional (Is. 53:5s; Mt. 8:17; Hch. 10:38; Gá. 5:22s). Sólo Cristo Jesús es la solución para el vacío del mundo (Ef. 1:23).
5) Que Dios no quiere que nadie se pierda, sino que todos se arrepientan (2 P. 3:9) y tengan vida y vida en abundancia (Jn. 10:10). Que la vida eterna es una nueva calidad de vida que comienza a vivirse desde el momento que uno recibe a Jesucristo y dura por toda la eternidad.
6) Que la muerte física, para el creyente, es el paso para el encuentro eterno con el Rey de reyes y el Señor de señores ( 1 Ts. 4:17) y librarnos de todas las ataduras temporales y los efectos del pecado (Ap. 21:4).
7) Que en Cristo Jesús el creyente pasó de muerte a vida, y nuestros cuerpos serán transformados, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta, en un cuerpo glorioso, como el de Cristo, y no veremos corrupción (1 Co. 15:50-57).
8) Que todas las festividades que decretó Dios para su pueblo tienen que ver con la vida. La única que tiene que ver con la muerte es la que él mismo encarnó para librarnos a nosotros de la muerte eterna (He. 4:14-16; 7:26s). El murió en nuestro lugar para que nosotros pasemos del reino de las tinieblas al reino de su Hijo amado (Col. 1:13).
9) Que Cristo reina en Buenos Aires y que toda tiniebla se disipa y desaparece.
10) Que toda rodilla se doblará ante su nombre y toda lengua confesará que Cristo es el Señor, para la gloria de Dios padre (Fil. 2:11).
11) Que como iglesia de Jesucristo, además levantamos un altar continuo de adoración al que vive por los siglos y al que tiene en su mano el libro de la historia (Ap. 4s).
12) Que Jesús es el nombre arriba de todo nombre

Sobre Halloween y la satanización de la cultura


Estamos en los tiempos en que "a lo bueno lo llaman malo y a lo malo lo llaman bueno". Esta fiesta se la ve como un aspecto cultural, y aparentemente todo lo cultural debe aceptarse en la sociedad que pretende ser “multicultural”. Las autoridades en educación lo han incorporado en los programas educativos de los colegios del estado. Si tú eres cristiano/a puedes tomar una de dos decisiones:

1) Te NIEGAS ROTUNDAMENTE porque nadie te puede obligar a practicar algo que va en contra de tu fe. Expone las razones. Es tiempo de separar luz de tinieblas, y que los/las hijos/as de Dios esparzan el aroma (perfume) del conocimiento de Cristo

2) Presentas un trabajo práctico donde se muestre la verdad de Halloween a la luz de las Escrituras.

Hay que entender, que más allá de que se pretenda ser un elemento “cultural”, es UNA FIESTA SATANISTA, se invocan espíritus, se los llama, se los incorpora, inclusive se usan a chicos para esto.

DATO Y PROPUESTA: Sobre todo para los que opten por 2), el 31/10 es el día de la Reforma. Es un buen tiempo para proclamar la verdad de Jesucristo. Así como hace 500 años la sociedad y la iglesia vivían en el oscurantismo bíblico y en el analfabetismo espiritual, hoy la sociedad se halla en algo similar. Es tiempo de que hombres y mujeres se levanten en la autoridad de la Palaba y en el poder del Espíritu para sanar a esta nación de la cultura demoníaca en la que se ve envuelta y romper las ataduras espirituales que la ahogan para que se apague toda lámpara.

Encendamos altares de alabanza y adoración 24/7. Busquemos al Señor en ayuno, oración y vigilia.

lunes, 1 de octubre de 2012

Devocional Octubre 2012

LOS VALLES TAMBIÉN DEBEN SER CONQUISTADOS (Jue. 1:19)


Muchas veces la victoria o derrota se define en la voluntad de Dios. Es decir, si es la voluntad de Dios hacer algo y lo hacemos, la  victoria está asegurada. Ahora, si no estamos en línea con Dios, es decir, si por algún motivo hay una separación con Dios (es decir, hay pecado en nuestras vidas), la victoria puede estar comprometida.

En el caso de este pasaje, “el Señor estaba con Judá”. ¿Qué quiere decir esto? Que Judá no estaba en pecado. Judá estaba alineado con la justicia divina. Dios avalaba lo que Judá estaba haciendo. La conquista en ese momento era parte de la voluntad de Dios. Y Judá por su lado estaba haciendo un buen trabajo. El qué y el cómo de Judá estaban con la aprobación de Dios.

Y por causa de esta razón, Judá había tomado la región montañosa. Si comparamos entre el llano y la montaña, fácilmente nos damos cuenta que la parte llana es un lugar donde es fácil de pelear. Sin embargo, la región montañosa tiene su dificultad. Primariamente, porque por lo general los enemigos están arriba, y uno tiene que subir. Pero debido a que “Dios estaba con Judá”, pudieron conquistarla.

Pablo dice: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Y esto sería una ejemplificación que un territorio montañoso aun es conquistable si Dios está con nosotros.

¿Cuál es tu territorio montañoso? ¿Cuáles son esas áreas “difíciles” para conquistar? Quizá tengas una cantidad de áreas en tu vida que son verdaderos gigantes, que son lugares fortalecidos. Judá pudo conquistarlos, porque Dios estaba con él. Si Dios está contigo, entonces te animo a que avances en el nombre de Jesús y conquistes. “Pero, pastor, es una zona montañosa”. Judá pudo porque Dios estaba con él. Si estás seguro que Dios está contigo, qué te lo impide.

Pero luego, la segunda parte del versículo muestra algo curioso: “pero no pudo expulsar a los habitantes el valle, porque estos tenían carros de hierro”.

El punto no es que no pudieron porque no fuera la voluntad de Dios, ni que porque estuvieran en pecado. Dios seguía estando con ellos, pero lo que impidió que conquistaran fueron los carros de hierro. El valle, como dijimos, era una zona “fácil”. Pero la presencia de carros de hierro evitó que la conquistaran. La gran pregunta es qué tienen que ver los “carros de hierro” con la conquista.

Algunas veces no entendemos cómo trabaja la fe. Solemos pensar que tenemos mucha fe. “Pastor, yo tengo mucha fe”. “Tenía esta enfermedad y oré, pero oré con fe, y se sanó”. ¡Gloria a Dios! Pero no entendemos cómo es la dinámica de la fe. Probablemente esa persona se va a confrontar con otras situaciones de enfermedad y ore también las personas se sanen. Y es claro, una victoria de levanta el ánimo como para enfrentar la próxima batalla. Y al mismo tiempo te vas conociendo en la medida de fe que tienes.

Pero de repente se presenta una situación, fuera de esta esfera de sanidad en enfermedad que lo descoloca. Llega a su casa, y tiene por debajo de su puerta una carta documento. Y todo un escalofrío le recorre toda la carta. La lee y hay una intimación en términos muy fuertes. Al ser ignorante de muchas cosas, comienza a latirle el corazón más rápido y comienza a hacer algunos llamados telefónicos. Mientras espera, lee el diario y la noticia del día cómo la corrupción ha avanzado y cuántos inocentes fueron demorados en el último mes, mientras los delincuentes siguen en la calle.

Entonces, a esta persona, comienzan a caminarle los ratones por la cabeza, la preocupación y el miedo la sitian y queda paralizada. Hace media hora terminaba de sanar un cáncer terminal, pero ahora está paralizada de miedo. La pregunta es ¿por qué? Porqué una persona guerrera y victoriosa en un área puede ser un fracaso en otra?

Miren lo que pasó con Judá: fue victorioso en la región montañosa, pero quedó paralizado en el valle, y la razón eran los carros de hierro que tenían los enemigos.

Satanás sabe que si nosotros creemos lo que Dios nos dice, quiénes somos y lo que podemos hacer, él no tiene nada que hacer. Antes de comenzar a pelear ya ha sido derrotado.

¿Por qué Goliat seguía gritando, y así estuvo por 40 días? Porque en la primera oportunidad que lo hizo tuvo éxito. El primer día los amenazó y los israelitas huyeron. El Segundo, lo mismo. Y así por varios días. ¿Por qué insistía Goliat? Porque el método funcionó. Saúl y todo su ejército estaba paralizado de miedo. Goliat desafiaba a tener un mano a mano con cualquier soldado. Y Saúl, en lugar de pararse e ir, ofrecía a su hija en matrimonio y exención de carga impositiva de por vida, sentándose en la mesa del rey. Pero no logró nada, porque el miedo se había instalado en el ejército de Israel.

Una estrategia del enemigo para amargarte la vida es bloquearte en algunas áreas de tu vida. Es decir, puedes tener fe en un montón de cosas o aspectos, pero hay dos o tres áreas donde no puedes fluir. Y te trae culpabilidad. Te dice que no puedes, que eres un fracaso, que tu fe nunca va a crecer.

Entendamos que el trabajo psicológico que hace el enemigo es muy fuerte. Porque en los lugares escarpados pudiste vencer, pero en el llano, en el valle, en lo fácil eres derrotado.

¿Qué son estos carros de hierro? Entendamos que el pueblo de Israel no había entrado en la edad de hierro, todavía, pero no así los filisteos y otros grupos. En el tiempo de Saúl los únicos que tenían armas de hierro eran Saúl y Jonatán. Ellos todavía estaban en la edad de bronce. Entonces, claro, cuando ven carros de hierro, no sabían con qué darle. El impacto psicológico que causa ver un arma nueva, que no sabe qué hace, cómo funciona, y además entender su indestructibilidad, lo paraliza a uno. Esto es lo que le pasó a los hebreos. Dios estaba con ellos, pero quedaron paralizados. El terreno era mucho más fácil, pero había carros de hierro.

Este es el mes décimo, un mes de justicia. Dios está contigo. Avanza. Quizá sea un tiempo en el cual tendrás que transitar por lugares llanos y no escabrosos. Lugares “fáciles”. Pero no bajes la guardia. Que sea fácil no quiere decir que Satanás no vaya a disponer de carros de hierro para amedrentarte y paralizarte. La idea es avanzar en el nombre de Jesús y destruir los carros de hierro. Dios está contigo. Alinéate con la justicia de Dios, y avanzar. Los valles deben también ser conquistados.

miércoles, 25 de julio de 2012

Respuesta a "Horacio Piccardo o las armas de la apocalíptica" por Martín Cremonte

Estimado Martin Cremonte,
Con sorpresa y "por casualidad" me topé en el día de hoy, 25/7/12, desde Santa Cruz de la Sierra, Bolivia con este comentario suyo sobre un "interesante" artículo de mi autoría (1), el cual, paradójicamente, le desata una serie de interrogantes, los cuales usted critica ferozmente, por decir poco.
Primeramente, mi carrera de ingeniero en sistemas de control de armas con especialidad control tiro, la terminé en el año 1984, en el ITBA, antes de haber recibido a Jesucristo como Señor y Salvador, cosa que ocurrió en Holanda el 15 de octubre del 1988. Inclusive en mi tesis doctoral de ingeniería que desarrollé en la universidad tecnológica de Delft, Holanda, emplee un algoritmo que se usa en el ámbito de seguimiento de misiles, pero aplicado a la robótica. Supongo que no por esto se condena a un algoritmo por "demoníaco". Es simplemente un desarrollo lógico de progresiones proporcionales de ángulos y sus derivadas, que se llama navegación proporcional. El Espíritu Santo no me dio convicción de pecado por hacer esto.
Por razones obvias debidas a la conversion, entiéndase que me convertí al año de iniciar mi programa doctoral en ingeniería, tuve que luchar bastante por continuar cuatro años más con ella, hasta el 92, por el hambre que tenía por las cosas de Dios y aprender más de su palabra y estar en su presencia. De hecho, pasaba horas en oración y en el estudio de la Palabra. Cuando volví a Buenos Aires, para octubre de 1992 había leído unos 120 libros entre técnicos y devocionales, más allá de lo que hacía a lo requerimientos meramente académico correspondientes a lo de la tesis doctoral.
La carrera de ingeniería en sistema de control de armas hoy, para mí, es un título académico, totalmente habilitante, ganado con un excelente promedio (el primero entre tres compañeros que seguían la carrera), pero que por convicciones cristianas no ejerzo. Espero que esto despeje una curiosidad, inquietud, perplejidad o asombro similar sobre cómo un cristiano puede... Es una cuestión de tiempo, hermano. Es el cuándo de la conversión. Esto hay que tenerlo en cuenta antes de llegar a conjeturar entre líneas alguna potencial infiltración entre lo que es la guerra "natural" y la guerra "espiritual", Bush y la Guerra de las Galaxias.
En segundo lugar, la pregunta que usted se plantea inicialmente se responde fácilmente según Santiago 4:1: "¿De dónde viene las guerra y los conflictos entre vosotros? ¿No vienen de vuestras pasiones que combaten en vuestros miembros? Los versículos siguientes ofrecen mucho material para discusión que el espacio aquí no lo permite, pero cualquier exegeta podría emplear varias páginas para hablar sobre el tema, y si el tal exegeta fuera pastor podría ofrecer una clara idea que su trabajo sería mucho más sencillo si nosotros, los cristianos, fuéramos más obedientes a Dios y a su Palabra. Hay indiscutiblemente un conflicto entre Dios y su criatura, inclusive su criatura redimida. Creo que no es "romántico" pensar que nuestra terquedad y, específicamente, nuestro pecado le da autoridad sobre nuestras vidas al diablo y sus demonios, autoridad que no tiene, por cuanto hemos sido salvados.
Pero esto no quita la otra realidad que vivimos en un mundo caído, donde desde la historia y hasta el día de hoy, personas en forma individual o colegiada (llámese pueblos, logias, agrupaciones, naciones, etc.) han hecho pactos, sacrificios, alianzas, injusticias de todo tipo, con las que han pactado en ignorancia o a sabiendas con las tinieblas. Esto no es "romántico"; esto es dramático, triste y de trágicas consecuencias como las que vive la humanidad en muchas partes del mundo hasta el día de hoy.
Pongamos algunos ejemplos, para correr el velo del supuesto romanticismo o apocalipticismo, yendo a Génesis. Caín mata a Abel, derrama su sangre en la tierra, y en palabra de Dios mismo, "la voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra" (Gn. 4:10). La sangre derramada en injusticia cierra los cielos arriba, contamina la tierra abajo, concentra entidades demoníacas en el lugar y pone bajo juicio (destierro, en este caso) a la persona. Hay muchos ejemplos en el AT sobre este tema, específicamente sobe la sangre derramada en injusticia. Ni hablar en la historia posterior y hasta la reciente de los últimos años. ¿Alguna diferencia sobre los efectos? No creo. No es una cuestión de tiempos modernos o postmodernos, Antiguo o Nuevo Testamento. Es una cuestión de legalidad en el mundo espiritual. La injusticia desata un círculo de violencia, que sólo el sacrificio de Jesucristo detiene. Pero como todo en la realidad del Reino, requiere de confrontación, perdón y arrepentimiento, y no de un automatismo irresponsable. Las trescientas vírgenes que cada 14 de enero sacrificaban los incas en el lago Titicaca desde la isla del Sol tiene indiscutiblemente sus consecuencias sobre la tierra. Es sangre derramada en injusticia. Las matanzas de indios que hicieron los españoles por establecer su cultura, tienen también sus consecuencias en la tierra y en la fundación de la América moderna. Las matanzas de las guerras de la independencia, las de las guerrillas de los '70, la de las dictaduras posteriores del nefasto plan Cóndor, de la industria del aborto, por dar un panorama muy limitado de América Latina, que podría expandirse, multiplicándolo varias veces, a todo el globo, hace que la tierra, en cada centímetro cuadrado de este planeta esté clamando por venganza. Gracias a Dios, hay una sangre que habla mejor que la de Abel y es la de Jesucristo (He .12:24). Pero el perdón y el arrepentimiento deben estar presentes. Y quizá, también, la restitución, ya que el fundamento del trono de Dios es la justicia y el derecho (Sal. 89:14; 97:2). No creo que sea apocalíptico ni romántico la actitud de David en 2 S. 21, pero la restitución fue sanadora para la tierra. Ni qué decir de 2 R. 3:26s. Tampoco la restauración que hace Zaqueo, aumentando varias veces lo que estipulaba la ley por restitución (Lc. 19:8), luego de lo cual Jesús confirma que la salvación había llegado a esa casa. ¿Habrán cambiado los principios del Reino?
En tercer lugar, yo no veo por qué nos asombra que Dios sufra. Me sorprendería pensar, ver y llegar a concluir a partir de las Escrituras que Dios no sufre. Ver a su Hijo colgando en la cruz, cargando con todo el pecado de la humanidad, salvar a muchas personas, para que luego muchos de ellos, inclusive ministros decidan "mirar para atrás" y volver a revolcarse en el pecado, apostatando de su fe... No sé. Me parece que pensar en un Dios frío, con tantas expresiones sobre las emociones que aparecen tanto en el AT como en el NT, o Dios nos "está cargando" o realmente tenemos que entender que nuestro pecado, nuestra indiferencia, nuestra irresponsabilidad, nuestra terquedad, nuestra carnalidad no crucificada, e inclusive nuestros paradigmas teológicos, hermenéuticas arraigadas en el modernismo europeo y europeizante, e ideologías, no tienen nada que ver con la realidad espiritual que describe el Reino.
En cuarto lugar, mi estimado Martín, debo haber sido uno de los únicos terrestre que no vi Odisea en el Espacio, de modo que siéntase tranquilo no estoy infuido por ella. Por demás está decirlo, la concepción bíblica de la "guerra espiritual" (a falta de un nombre mejor) dista sustancialmente de cualquier fantasía de Hollywood. No nos confundamos. Pero entendamos que todos los pueblos de todo el mundo tienen una descripción del mundo espiritual donde hay conflictos..., excepto el que surge del racionalismo europeo, donde todo parece estar ordenado mecánicamente. ¡Oh casualidad! No estoy diciendo con esto que todos dicen la verdad, sino que el mundo no cristiano conoce que hay una realidad espiritual que da poder. Gente sencilla, sin conocimientos teológicos, sabe cómo tener acceso a fuentes de poder (véase por ejemplo, las mujeres de Jerusalén en Jer. 44:16-19; hoy cualquier mujer del altiplano, por ejemplo, sabe cómo recurrir a la Pachamama para obtener sus beneficios). Los brujos saben que en los sacrificios sangrientos se adquiere poder, si no, no lo harían. Ni tampoco existiría la prohibición bíblica de acercarse a ello.
Estimado Martín, en resumen y para terminar, no veo de su parte una crítica seria, fundamentada bíblicamente ante mi propuesta. Simplemente un conjunto de apreciaciones personales, subjetivas, por cierto, pero nada que me diga que la Biblia no dice tal cosa. Agradecería un acercamiento suyo bíblicamente fundado para proseguir lo que podría ser una interesante discusión que ciertamente nos enriquecería a ambos. Sin mas, quedo a su disposición para todo diálogo que suscite este u otro pensamiento.
Afectuosamente,
Dr. Horacio R. Piccardo



Bibliografía
(1) Horacio R. Piccardo, "Crisis, sufrimiento y conflicto de Dios en la misión", Integralidad, Revista digital del CEMAA, pp. 50-64.




martes, 3 de julio de 2012

La palabra como moldeadora de la identidad

Estimados hermanos,
Termino de publicar un artículo sobre la palabra y la identidad en la revista electrónica Pentecostalidad. Pueden encontrarlo con link permanente en: La palabra como moldeadora de la identidad

lunes, 2 de julio de 2012

DEVOCIONAL JULIO 2012


Aparentemente, a la luz de Gá. 5:13-18, había un problema social en alguna de las iglesias de los gálatas, que redundaba en una serie de conflictos entre los hermanos. Pablo sabiamente no trata de poner una venda a la herida, sino buscar de raíz cuál es el problema de base.

Había un llamado que tienen todos los cristianos que es un llamado a la libertad. Pero el punto es, en este caso, qué es lo que se entienden por libertad. Libertad hasta dónde. ¿Cuáles son los límites? ¿Los hay? ¿Para qué uso mi libertad? El problema que Pablo ve aquí es que algo anda bien mal, por cuanto algo que es de Dios, como es la libertad, aquí está resultando en un conflicto entre hermanos, que podría cristalizarse en competencia, serruchadas de piso, peleas, etc.

Entonces retoma el AT y un principio básico: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. La libertad en Cristo, no puede ir contra de este mandamiento fundamental. ¿Y qué es lo que muestra Pablo a los gálatas? Que ha dos “fuerzas” trabajando en nosotros. Los mundanos no tienen este problema, pero los cristianos sí: está la carne y el Espíritu. Y los dos se oponen y los dos están reclamando total sumisión de la persona. Pero primero entendamos el tema de la libertad. Dice allí Pablo: “de manera que no podéis hacer lo que deseáis”. Es claro: o soy guiado por uno o guiado por otro. Nunca “independiente”. Libre sí, pero no independiente. Pero es el Espíritu Santo el que me hace libre (2 Co. 3:18). Y si no hay dependencia, tampoco hay libertad. Es decir, en principio, el que inicia y establece la libertad es el Espíritu Santo, y nuestra dependencia con él nos mantiene en y aumenta esa libertad. Luego va a decir algo interesante: el que es guiado por el Espíritu Santo no está bajo la ley. Y esto es tremendo. Hay algo más poderoso que la ley y que nos permite vivir por arriba de cualquier ley, de modo que nadie nos tiene que decir cómo vivir. Contra el fruto del Espíritu no hay ley (Gá. 5:23). Juan va a decir más tarde que la unción nos enseña todas las cosas y no necesitamos que nadie nos enseñe. Ya esto estaba profetizado por Jeremías, cuando Dios escribiera su ley en nuestros corazones (He. 8:10s).

Pero la otra alternativa también está: ser guiado por la carne. Allí caemos bajo la ley, bajo la condenación, porque pecamos y perdemos la libertad, porque quedamos esclavos del pecado. La única manera de mantener la libertad es por la guianza del Espíritu. En Ro. 8:5 Pablo va a decir que poner la mente en las cosas del Espíritu es vida y paz, mientras que ponerlas en las cosas de la carne es muerte. Es la decisión para nuestra felicidad integral y para el todo de nuestras vidas.

Más tarde, en Gá. 6:2, volviendo al aspecto relacional de la vida cristiana, Pablo habla de la “ley de Cristo”. La ley de Cristo es el principio de la guianza del Espíritu Santo. Santiago la va a llamar: “la ley perfecta” y “la ley de la libertad” (Stg. 1:25). El hermano del Señor nos exhorta a mirar atentamente a es ley, a permanecer en ella, no ser oidor olvidadizo y sino un hacedor de esa ley. En otras palabras, vivir, encarnar la ley de la libertad. Permitir que el Espíritu Santo nos guie en todo. Sólo así seremos “bienaventurados en todo lo que hacemos”.

No hace falta hacer terapias para ser feliz. No psicologicemos el evangelio. Si quieres ser feliz, déjate guiar en todo por el Espíritu Santo. Deja que él te examine y te guíe al arrepentimiento, al conocimiento de la verdad y camina en ella. Es la ley que te mantiene en la perfecta libertad y que está en íntima relación con la total dependencia.

Ser feliz es una posibilidad cierta para el cristiano. No la desaprovechemos. Y esa guianza no hace mal al prójimo. Y en rigor no le hace mal a nadie. No hay ley que se atreva a restringirla. Tal es así, que Dios mismo no pone ninguna ley. Por eso es la perfecta libertad.

viernes, 8 de junio de 2012

miércoles, 30 de mayo de 2012

La cultura del Reino

Temino de publicar un artículo en la revista electrónica Pentecostalidad. Pueden verlo en:
La cultura del Reino: hacia modelos integradores para el conocimiento relacional Dios-ser humano-creación

Fe, mente, neurociencias y antiintelectualismo

Termino de publicar un artículo en la revista electrónica Pentecostalidad. Pueden verlo en:
Fe, mente , neurociencias y antiintelectualismo

Devocional Junio 2012


En Mateo 9:18-26 se presenta una historia curiosa. Una historia interrumpida: la niña pequeña muerta y el pedido de que Jesús fuera allí, y cuando está yendo aparece la mujer con el flujo de sangre. Me quiero detener en la historia de fondo, la de la niña, porque creo que hay algo que requiere nuestra atención. Todos queremos la intervención y manifestación del Reino de Dios en nuestras vidas como también en distintos ámbitos. Y este texto nos refleja algo muy relevante.

Jesús llega a la casa de Jairo, donde ya yacía el cuerpo de la niña muerta y se encuentra con un determinado contexto lúgubre, mortuorio. Y lo primero que Jesús hace es echarlos a todos de allí, aduciendo que la niña no estaba muerta, sino que dormía. Esto llevó a burlas hacia su persona. Pero Jesús no entró en la habitación donde yacía la niña, hasta que todos esa gente que estaba llorando, plañendo, y causando un “ruidoso desorden” fueron echados (el verbo que utiliza para esto, es el mismo que se usa en los evangelios para expulsar a los demonios).

La primera pregunta es por qué la burla. Aquí hay una confrontación de cosmovisiones. El gentío que lloraba porque la niña estaba muerta, y responde a una lógica natural. Y la cosmovisión de Jesús que tal espectáculo no era necesario, ni adecuado, ni apropiado porque la niña no estaba muerta.

Pero una vez que la gente se fue, hay tres acciones que son importantes: Jesús entró, Jesús la tomó, y ella se levantó.

A lo que me quiero referir es a la creación de un entorno o una atmósfera apropiada. Cuando Jesús llegó al lugar, había un entorno lúgubre, mortuorio, de lamento, de tristeza, de anti-fe, de resignación, de derrota, y la música y los quejidos de la gente alimentaban ese ambiente. Jesús los echa a todos ellos. Se hace el silencio, para oír la voz de Jesús. Entonces Jesús entra. Jesús la toma, es decir toma el control de la situación, la puso bajo su custodia y poder, y el resultado es que la niña de levantó.

Jesús no entró a la casa, es decir, no comenzó a trabajar en la restauración de esta niña, hasta tanto el ambiente no cambiase. Pero cuando, al obedecerlo, cambia, Jesús entra, toma control y se produce el milagro. Jesús muchas veces está a las puertas de nuestras vidas, pero no hace nada, porque nosotros no estamos dispuestos a cambiar el ambiente.

El año 2012 es un año de gobierno. El gobierno es para los hijos, pero no es automático. Tiene que ver con legalidad. Los hijos están llamados para gobernar sobre el mundo espiritual, pero dicho mundo es altamente legal. Primero debemos cambiar los entornos, y eso lo hacemos nosotros. Es la puerta que le abrimos a Jesús para que establezca su Reino. El entorno es determinante para la manifestación del Reino.

En multitud de pasajes Jesús controla su propio entorno: Cuando oye que Juan fue encarcelado, se retira (Mt. 4:12), cuando ve el peligro, se va (Mt. 12:15); cuando oye de que Juan había sido muerto, se va solo a una barca (Mt. 14:13); cuando ve que lo quieren hacer rey, se va sólo al monte (Jn. 6:15). Tambgién controla el entorno de sus discípulos, llevándolos a un lugar desierto (Lc. 19:10). El cuerpo epistolar nos enseña a salir de ciertos entornos dañinos y perversos para establecer una relación íntima con Dios (2 Co. 6:17) o para no recibir el juicio a los que están en ese contexto (Ap. 18:4) (cf. Lot cuando es sacado de Sodoma (Gn. 19).

También resulta interesante ver el pasaje de He. 11;8,15, donde Abraham tiene que salir de Ur para recibir herencia. Ciertos entornos son estériles y son anti-herencia. Pero también tuvo que aprender a dejar de pensar en el viejo entorno y concientizarse en el nuevo. Esto implica un cambio de mentalidad.

De la misma manera para nosotros: debemos crear un ambiente para la revelación, para la sanidad, para la libertad, para el crecimiento, para los estudios, etc. El entorno es determinante. Y aquí hay tres pasos: (1) salir del viejo entorno; (2) crear uno nuevo; (3) dejar pensar en el viejo y adecuarse al nuevo.

O defines tu entorno y otros te lo definen, particularmente el mundo. El mundo nos ha impuesto un entorno para cada circunstancia. Lo que dicta que es “lógico”, lo que hay, lo que se acostumbra. El entorno nos controla la mente, las palabras, los sentimientos, las habilidades y el futuro.

Algunos entornos que tenemos que cambiar: las compañías (1 Co. 15:33), la música (Mt. 9:24), la presencia de Dios, la conversación (Mt. 16:13-20), las actividades (Jn. 21), etc. Todas estos entornos o ambientes dictados por el contexto sociocultural, la lógica, las circunstancias, las emociones, etc. tratan de controlarnos de una forma anti-reino, y evitan que el Reino se manifieste. Nosotros tenemos que usar nuestra mente para cambiar el entorno y así permitir que el Reino de Dios se establezca en el entorno que es adecuado a su voluntad.

viernes, 4 de mayo de 2012

Devocional Mayo 2012

Nos preocupa muchas veces el “silencio de Dios”. La aparente inactividad divina. Oramos y oramos, y no viene la respuesta. Le añadimos ayuno, vigilias, auto examen, limpieza más profunda, retiros, incremento de lectura bíblica, en un intento de hacer que Dios “se despierte”… porque nuestra barca se hunde. Emulando el clamor de sus discípulos que piensan que Jesús ya no le importa que la barca se hunda y con ellos toda su esperanza, también nos desesperamos, sin llegar a darnos cuenta, en nuestra desesperación y bloqueo, que él está con nosotros en la barca. En ese momento, Jesús se despierta, se para, reprende a la tormenta y se hace bonanza. Se da vuelta y mira a sus discípulos y les pregunta ¿qué pasó con su fe?
Fe cuando todo está bien, fe cuando el profeta está haciendo milagros, fe cuando alguien se juega y nos da el ejemplo, es como orar “danos el pan de cada día” cuando la heladera está llena. Como todo, pero especialmente la fe, la fe se prueba. La fe no se adquiere en términos teóricos, como una impartición de conocimientos académicos. La fe se adquiere a través de la relación experiencial con Jesucristo, y se prueba y depura en las pruebas de todos los días. No por la fuente, sino pro nuestro canal, la fe recibida se contamina con impurezas –emocionales, muchas veces– que deben ser removidas, justamente para no basar nuestra acción en esas emociones que nos confunden y entretienen, sino en la fe pura que viene por el oír la palabra de Dios.
Por muchos años fuimos enseñados que nuestra fe es proposicional. Es decir, finalmente, la fe cristiana es un conjunto de sentencias a ser filtradas por nuestra mente y decantadas en nuestro corazón, por las cuales nuestra vida se fundamente, sostiene, avanza y crece. Nada más alejado, sin embargo, de la realidad y de la afirmación bíblica, como tampoco de la experiencia de cristianos piadosos (¡más que lauchas de bibliotecas!). Pablo reniega, quizá con su frustrante experiencia en Atenas, de enseñarles a los tesalonicenses y luego a los corintios sobre la base de filosofías, sabiduría humana, razonamientos con mezclas culturales, para afirmar que nuestra fe debe ser fundada en el poder de Dios, en el Espíritu Santo en actuación concreta.
La cultura circundante y que ha moldeado el cristianismo de Occidente, que está fuertemente arraigada a y moldeada por las Escrituras, no obstante, sufre de haberse mezclado con la confianza en nuestra capacidad de razonar y extraer conclusiones. Curiosamente esto ya estuvo advertido en la Biblia, y es algo tan viejo como la historia de Adán y su mujer, en el conocido relato de los dos árboles del jardín del Edén. Mientras que el consejo divino para vivir de la manera que Dios quería era comer del árbol de la vida, la serpiente sugirió dirigir la mirada al árbol de conocimiento del bien y del mal como para adquirir sabiduría y ser como Dios. Sin embargo, más allá de querer “ser como Dios”, se ocultaba la raíz de uno de los más grandes problemas de la iglesia actual: confiar en la vía del conocimiento intelectual más que entregarse a la vía de la revelación como medio para llegar a una intimidad con Dios.
El entendimiento lo puedo controlar, y lo que entiendo lo controlo. Esto me da un sentido de (falsa) seguridad y así de autosuficiencia y divinidad. La revelación me deja convicto a la dependencia con Dios, a su búsqueda y a su obediencia, para que él me enseñe el camino que lleva a mi humanización integral (perdida como consecuencia de mi pecado) como a una mayor intimidad con él.
Fe no es un asentimiento o comprensión intelectual. Es una confianza absoluta y ciega en su bondad, poder, provisión, sabiduría, amor, conocimiento, proyecto, etc. que juega a nuestro favor, que se proyecta para nuestro bien, que nos reorienta de nuestros torcidos caminos hacia todo el esplendor y magnificencia de su persona. El fundamento de esta fe no está dado por la filosofía, por el razonamiento, por un método deductivo o inductivo, por conclusiones lógicas, por silogismos aristotélicos de forma típica, ni siquiera por un sincretismo finamente elaborado, donde buscamos “cristianizar” elementos culturales paganos para no ser tan chocantes y criticados de “aborrecedores” de la vida. La fe que cambia, que moldea, que funda la vida nueva es aquella que principia con un encuentro poderoso con Dios, que derrumba todo argumento mental, todo andamiaje que sostenía nuestras vidas y que decía qué se podía y qué no se podía hacer, nuestra ceguera espiritual, nuestro bloqueo cerebral, nuestra dependencia y ciega confianza a lo natural a lo controlable. El hiperactivo y confiado Saulo, es confrontado con el Jesús glorificado –a quien él perseguía– y toda esa autosuficiencia desaparece como el rocío matinal.
Parece que Dios no actúa, es cierto. Parece que él está durmiendo; parece que no nos oye; parece que todo se cae y tratamos de “ayudar”. Pero nuestra  fe descansa en su carácter fiel inmutable, manifestado poderosamente para nuestra redención total. Muchas veces ese parecer nuestro, es un tiempo (desde nuestra perspectiva) de preparación estratégico para la actuación visible. Veamos cuáles son las perspectivas divinas: “Por mucho tiempo he guardado silencio, he estado callad y me he contenido. Pero ahora grito como mujer de parto, resuello y jadeo a la vez. Asolaré montes y collados, y secaré toda su vegetación; convertiré los ríos en islas, y las lagunas secaré. Conduciré a los ciegos por un camino que no conocen, por sendas que no conocen los guiaré; cambiaré delante de ellos alas tinieblas en luz y lo escabroso en llanura. Estas cosas haré y no las dejaré sin hacer. Serán vueltos atrás y completamente avergonzados, los que confían en ídolos, los que dicen a las imágenes fundidas; Vosotros sois nuestros dioses” (Is. 42:14-17).

lunes, 2 de abril de 2012

Devocional Abril 2012


Este mes comienza casi con la fiesta de Pascua, donde recordamos el sacrificio de Jesucristo, obra fundamental para nuestra salvación. Y lo que el Señor estaba haciendo mientras que extinguía su vida en la cruz era reconciliar al mundo con Dios. Dios nunca se reconcilia con nosotros, sino que nosotros somos reconciliados con él por medio de Jesucristo. No es el error de Dios. No es que Dios se haya apartado de nosotros. Por el contrario, somos nosotros los que nos hemos apartado y alejado. Pero el poder del amor de Dios, expresado voluntariamente en la persona de Jesucristo, hace posible que nos acerquemos a él y volvamos a tener una amistad y una concordia con Dios.

En este mundo funcionalista en el que vivimos, donde los valores se moldean fuertemente por los medios, la palabra “amistad” ha descendido a niveles superficiales como nunca antes. Facebook es uno de los responsables de establecer el valor de la amistad, por medio del toque de un botón virtual. Basta con clickear sobre “solicitud de amistad”, como para entrar en una amistad cibernética. ¿Cuántos amigos tengo? Facebook te lo dice. Tener muchos te da popularidad, peso, impronta, renombre. Uno se siente importante, reconocido, escuchado, leído. Mis opiniones importan. Inclusive puedo dialogar, la mayoría de las veces, algo superficial, irrelevante, chato, vano, etc. Pero eso es la amistad de Facebook. Compartir fotografías, algún pensamiento que vaya saber de quién viene. Pero eso no importa. “Me gusta”, tengo que opinar porque la idea es cool. No entiendo lo que dice; no entiendo las implicancias, pero mi amiga dijo que le gustaba y entonces también a mí me gusta. Tiene onda. Esa es la amistad o el concepto de amistad facebookeana.

La redefinición de conceptos es la especialidad de la serpiente. No es lo que Dios dijo (la definición divina), sino mi punto de vista, mi definición. Es más pragmática, es más funcional, es más adaptada a los tiempos, más flexible, más inclusiva. Pero en esta nueva amplitud que adquiere, también es débil, y por cualquier cosa puede eliminarse. También con un doble click virtual.

Gracias a Dios la amistad con Dios no se desarrolla por medio de clicks. Requiere algo más y es más doloroso, pero es fuerte y duradera. Dura por toda la eternidad. No se rompe por un caprichito irrelevante. La reconciliación nos pone en una relación de amistad con el Creador. Dios llamó a Abraham y a los discípulos “amigos”. Y esa amistad no era para compartir fotos ni pensamientos espurios, sino la realidad del Reino. Tan distorsionada o minusvalorada está la amistad que podemos contemplar la posibilidad de ser cristianos sin ser amigos de Jesús. Inclusive podemos aspirar a un ministerio, y un ministerio poderoso, pero no a la amistad con Jesús. Aceptamos la amistad de “automatismo”, de click, de superficialidad, pero no la amistad sacrificial, la que queda sellada con la marca del Espíritu Santo en nuestro corazón.

Abraham no era perfecto. Muy lejos de esta realidad. ¿Qué decir de los discípulos? ¡Un desastre! Nos preguntamos ¿cómo puede tener Jesús tales amigos? Porque amistad no quiere decir perfección, supersantidad, superespiritualidad. Tiene que ver con obediencia, con un corazón dócil y amplio, con fidelidad, con presencia, con perseverancia, etc. ¿Preferimos el estrellato de un ministerio antes que la intimidad con el Señor? ¿Anhelamos más el reconocimiento de los hombres que el de Dios?

La reconciliación logra ponernos en amistad con Dios. Sepamos aprovechar esta accesibilidad de Dios, que es para nuestro bien. Disfrutemos de nuestra vida cristiana y el ofrecimiento de la amistad divina, disponible a través de Jesucristo. Profundicemos esa amistad porque tendremos los beneficios de que Dios nos abra su corazón y nos muestre una cantidad de maravillas que escapan a todas las que otras amistades pueden mostrarnos y ciertamente a la de la chatura de Facebook.

domingo, 25 de marzo de 2012

¿Cuál es la verdadera evolución?


La imagen me lleva a compartir una pequeña reflexión, como contraste de dos actitudes. La de arriba es la de la evolución darwiniana, donde el ser humano se yergue sobre sus dos pies, como producto de la evolución, el paso del tiempo, el azar, mutaciones fortuitas, de un conocimiento innato, genético que se organiza en estructuras superiores.

Me habla de un ser humano con una autoconfianza en su propia realización y su capacidad “natural” de hacerlo. Me habla de capacidad, de dominio, de que nada se le va a oponer.  Me hace recordar al cuadro de la Ilustración europea de siglos anteriores y la confianza darwinista que había aquel tiempo (s. XIX), donde ya se decía que el siglo siguiente iba a ser el siglo de oro, porque no habría más guerras, ni enfermedades. La ciencia, la tecnología, la sapiencia humana solucionaría todos los males del ser humano y de la sociedad. ¿Por qué este descubrimiento? Porque ahora el hombre se había puesto a pensar. La ciencia avanzaba, la medicina avanzaba, la sociedad avanzaba, las condiciones laborales y económicas avanzaban… Pero dos guerras mundiales desbarataron el proyecto modernista de la confianza en la razón.

En toda esa confianza y efervescencia de aquel tiempo, desoy7eron lo que la Biblia decía: el hombre es pecador. Por lo tanto, está destinado al fracaso. Su empresa, su proyecto autosuficiente está destinado al fracaso.

Las dos guerras pasaron, la cosmovisión modernita (sostenida por algunos todavía), cayó, pero el hombre se sigue erigiendo como explicación de todo. Desarrolló el postmodernismo con la confianza en el sentimiento, en lo subjetivo. Pero nuevamente se olvida este proyecto inconcluso aún en que el hombre sigue siendo pecador. No es la filosofía o la cosmovisión que adopte. Es la realidad interna inexorable de que el hombre es pecador. No puede resolverlo con tecnología, ni ciencia, ni filosofía, ni religión, ni sociología, ni ética, ni economía.

La segunda parte muestra la persona que reconoce su insuficiencia, que reconoce su pecaminosidad y su fracaso ante Dios. Y que encuentra en la cruz de Cristo, aquel que es Todosuficiente para levantarlo de su fracaso. Es aquel que se hace eco de las palabras de Juan el Bautista: “es necesario que yo mengue y él crezca”. Es aquel que se rinde al que lo puede completar con la plenitud de Dios.

Dios quiere humanizar al ser humano, en el sentido de hacerlo como el varón perfecto. Es la obra del Espíritu de Dios que trabaja en nosotros en la medida que nos inclinamos ante la obra completa de la cruz. No importa uno u otro marco filosófico. Nada de esto nos hace “evolucionar”, pero el ser humano sólo va a crecer hasta la estatura de la plenitud de Cristo, cuando se incline, se quebrante, se postre delante de él.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Devocional Marzo 2012


Por una experiencia personal, donde claramente el enemigo se había ensañado contra nosotros (como familia) pudimos experimentar lo que la Palabra de Dios dice en Sal. 34:7: “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende”. No habla de los perfectos ni de los super-santos, super-ungidos, ministros y conferencistas internacionales, super-apóstoles y quasi-querubines. Habla de los que le temen. Temor de Dios, es lo que Dios quiere para nosotros.

Algunas veces creemos que el temor de Dios es simplemente miedo a Dios. Esto es incorrecto. Se nos dice que no, es la reverencia a Dios. Pero la Biblia no habla de reverencia, habla de temor, e inclusive en algunos pasajes habla de “terror del Señor”. Me da la sensación que no entendemos muchas veces con quién estamos tratando. No es un igual, ni siquiera un ser superior o muy superior a nosotros. Se trata de Dios. De alguien completamente diferente, por cuanto es Creador; completamente diferente, por cuanto no es pecador; completamente diferente, porque no tiene ni necesita consejero. Y así podríamos habla de su infinita alteridad con respecto a nosotros. No obstante, somos criaturas hechas a su imagen y semejanza, y nos dio el privilegio inigualable de poder tener comunión con él. Pero esa comunión o a través de esa comunión se debe desarrollar el temor.

Y una de las ventajas que tenemos es su promesa: el ángel del Señor nos defiende. ¿De qué nos defiende? Del enemigo. De nuestros errores. Nuestra imperfección como nuestra debilidad queda cubierta.

Estamos acostumbrados a tener seguros: seguro de vida, de incendio, contra terceros, todo riesgo, etc. Pero esto no evita el daño. Se paga, pero el daño está. El ángel de Jehová se anticipa a todo esto y evita la situación. No tenemos que preocuparnos por tener todas las variables bajo nuestro control. No tenemos que alterarnos para ser perfectos. No tenemos que preocuparnos sobre si nos alcanza o no. No tenemos que preocuparnos, sino vivir en paz. El ángel de Jehová nos cubre. Es el mejor seguro contra todo riesgo, tanto espiritual como material. Mi esposa y yo pudimos experimentarlo en una manera inimaginable hace menos de un mes.

Más allá de la protección física, vimos la gloria de Dios en lo material en forma sorprendente. Y sabemos que esto es así, porque estuvo a punto de ocurrir la desgracia, estábamos hablando del Salmo 34:7. En el mismísimo instante que terminamos de citar el texto, vimos las legiones de demonios que quisieron terminar con nuestras vidas. Pero la mano de Dios estuvo sobre nosotros. Arriba de esa mano, pudimos observar que la única nube negra que había en todo el cielo. Pero entre la nube y nosotros, estuvo la mano del ángel del Señor. Íbamos a 130km/h y la goma nueva (de una cubierta anti-pinchadura) se corta misteriosamente, sale de la rueda y… nada sucedió. Pude detener el auto en medio de la ruta… Y esperar el auxilio. El mecánico del taller me dijo: “Nunca vi nada igual”. Nosotros tampoco. Pero lo que experimentamos es la veracidad del texto bíblico, la fidelidad de Dios, su presencia, su mano que nos cubrió, un enemigo que quiso hacer el mal y fracasó, porque alguien peleó por nosotros.

El cubre nuestras imperfecciones, nuestros errores, nuestras falencias, nuestras áreas incompletas. Y también nos cubre de nuestros enemigos. “Esta batalla es del Señor”, dice el AT en un par de ocasiones. La que experimentamos fue una de ellas. Inadvertida. Una “ataque sorpresa”. Pero en el auto veníamos hablando de Dios, de los ángeles y su ministerio, alabando a Dios, escuchando su Palabra en CD’s, reflexionando sobre su verdad. “El Señor acampa alrededor de los que le temen, y los defiende”. ¡Hay poder en su nombre! ¡Hay veracidad en sus promesas! ¡Hay prontitud en su respuesta! ¡Alabado sea el Señor!

domingo, 12 de febrero de 2012

Una historia que se repite... lamentablemente


Whitney Houston se fue. Está bien... se fue con el Señor, pero se fue. ¿Se fue en "el tiempo de Dios"? ¿Se fue como Dios quiso que se fuese? ¿Dio todo lo que pudo o tuvo para dar? Creo que a la luz de la trayectoria desviada que tomó su vida, y sin querer ponernos en sabelotodo omniscientes, las respuestas son "no".

¿Un "remake" de Elvis? ¡Y cuántos talentosos anónimos, habrán seguido el mismo rumbo! Dos famosos, porque dejaron cultivar su talento suficientemente, para que éste brillara, pero cuántos que no llegaron a este nivel de popularidad, recorrieron la misma trágica historia... o lo están haciendo.

Son los seducidos por el rey de Sodoma, el que promete darte todo lo que uno pida con tal de que él tenga derechos sobre uno (Gn. 14:21ss). Seducidos por Egipto y sus carros, seducidos por el mundo y las oportunidades, seducidos por la potencia de los deleites, seducidos por la Babilonia y sus copas rebosantes del vino de la fornicación, seducidos, finalmente, por la serpiente a tomar del fruto prohibido para "ser como Dios".

"Quiero cantarle al mundo; quiero el reconocimiento del mundo, quiero el poder del mundo, quiero los premios del mundo, el aplauso del mundo, los laureles del mundo, la gloria del mundo..."

Dios da dones, talentos, ministerios y todo lo que uno pueda imaginar. Y todo es bueno, viene de Dios. Pero nada de eso define a la persona ni le da identidad. Y cuando uno pierde esto cae en el más profundo vacío existencial. Las soluciones para esto que propone el mundo son inmediatas: tratamiento psicológico, primero. Pero en el mientras tanto el vacío está allí y no se va; por el contrario se acrecienta, con la depresión, con la angustia. ¿Cómo se para? Y probemos con el alcohol, las drogas, el juego, los viajes, la fama y más fama, mansiones, mujeres, hombres, cambio de sexo... pero nada de eso llena el vacío que sólo Dios puede llenar. No pocos ministros caen en esto también. Porque el ministerio no llena el vacío, ni el ministerio exitoso lo hace. El ministerio rompe matrimonios. El ministerio hunde a los ministros en las drogas. El ministerio ciega a los siervos en el activismo. Porque el ministerio no puede ocupar el lugar de Dios.

El hijo pródigo se perdió fuera de la casa. Su hermano mayor, dentro. Los dos se perdieron. Pero los dos pudieron encontrar restauración en su relación reavivada con su padre.

Fuera de la comunión íntima con el Padre por medio de Jesucristo, hay perdición, vacío, autodestrucción. No dejemos que las luces de los dones (aun los del Espíritu Santo), las glorias de los ministerios, los éxitos que los talentos nos brinden encandilen nuestros ojos y nos aparten del Dios vivo y de nuestra dependencia con él.

Whitney dio mucho... pero pudo haber dado mucho más. Porque la gracia siempre va en aumento, como la luz de la aurora. Pero se desconectó de esa fuente de gracia y poder. ¿Cuánta alabanza y adoración a Dios quedó en su corazón sin nunca salir y queda ahora sepultada para siempre. David preguntará: “¿Alabará el Seol al Señor?” Con ella (como con Elvis, por decir otro caso conocido, y podríamos añadir, como mencioné, muchos anónimos, pero que para Dios no lo son), quedaron enterradas para siempre melodías que sólo Dios pudo producir por estos canales, que un trágico momento de su vida decidieron no cantar para él.

viernes, 10 de febrero de 2012

Devocional Febrero 2012


¿El enemigo quiere guerra? No sabe con quién se mete. ¿Nosotros sí? Leyendo la epopeya del éxodo del pueblo de Israel de la tierra de Egipto, el enemigo no sabe con quién se metió. Bueno, Satanás sí sabía con quién se metía. Quizá con su arrogancia y orgullo sin paralelos quedó enceguecido creyendo que podía exterminar al pueblo del cual saldría la promesa. Mientras tanto oprimió por largos años a generaciones de judíos. A costa de la sangre de ellos edificó su imperio: la primera potencia mundial de su tiempo.

Pero Dios vio la aflicción de su pueblo y levantó a un Moisés, el canal humano escogido para obrar sus maravillas contra el faraón, el canal humano escogido por Satanás para oprimir al pueblo de Dios, cortarles todo futuro, toda esperanza, tratarlos como animales (o aun peor), explotarlos según su capricho, etc. Dios envió diez plagas que fueron cachetazos vergonzosos a las divinidades en las que Egipto ponía su confianza. El ganado, la vegetación, la economía quedó devastada. La potencia económica de la que se jactaba comenzaba a tambalear. La luz quedó convertida en tinieblas, y la esperanza de toda familia incrédula, incluyendo a la del faraón fue cortada con la muerte de los primogénitos. Finalmente el ejército del faraón quedó sepultado en las aguas del mar Rojo. Como dice el cántico de Moisés: “el enemigo dijo…” lo que iba a hacer, pero no pudo. Sin embargo, Dios sopló… y fueron libres.

Muchas palabras del enemigo no tienen fuerza y quedan sordas ante el simple soplido de Dios. Son palabras que amedrentan, amenazan, intentan atemorizar, dudar, etc. Es, en rigor, lo único que el enemigo puede hacer. No tiene fuerza para atacar directamente. Sólo cuando creemos en sus palabras cobra ventaja. Sólo cuando hacemos lo que él nos dice, él se hace fuerte y nos vence. Pero sus muchas palabras son sólo “palabras que se las lleva el viento” (de Dios). Son palabras, al fin, y como tales tienen fuerza como para querer convencernos de lo que dicen. Al ser palabras, generan fe (negativa en este caso). Si vamos al caso, finalmente, nosotros le damos la fuerza y validez que queremos que tengan.

Pablo nos advierte de que estamos en guerra. Y podemos saber esto, predicar esto, enseñar esto. Pero muchas veces no nos percatamos de esta realidad hasta que una granada enemiga hace volar una casa cerca de nosotros, hasta que sentimos el impacto cerca, hasta que sentimos el olor a quemado o la explosión deposita sus cenizas sobre nuestras cabezas, o hasta que las enfermedades se multiplican misteriosamente, los accidentes, los problemas no habituales y aun las muertes parecen como apuntar a que alguien está organizando algo tenebroso contra nosotros. Esa es la realidad de la guerra espiritual.

Hay dos sentimientos que se combaten dentro de nosotros. Uno, diría, pseudocristiano, pseudopiadoso: el de resignación. “Bueno –decimos– hay que soportar la prueba”. Creemos que es la correcta posición cristiana, nos dejamos avasallar por el enemigo, porque de todos modos “el morir es ganancia”. El otro sentimiento es el de guerra, el de hacer frente, el ofensivo, el hacer que el enemigo se calle definitivamente.

Desde afuera del combate, como espectadores, todos gritamos el segundo. “Hay que hacer guerra”. La oración es aguerrida, potente, tronante. Pero cuando estamos dentro y somos golpeados de una u otra forma por los primeros vientos del terror enemigo nuestra oración se hace más “para adentro”, recurrimos más rápido a la medicina que a la oración de fe. Oramos en silencio convirtiendo la oración en pensamiento, porque ya no nos sale el fervor de antes.

La realidad es que no llegamos a entender lo que fue la opresión de Egipto por 430 años sobre muchas generaciones hasta que el susurro del enemigo pone su garra sobre nuestro hombro y oprime un poquito hacia abajo. Pero la verdad sigue siendo esa del cántico de Moisés: “el enemigo dijo… pero soplaste tu viento”. Aprendamos a creer, y a ver y oír el viento de Dios. Los períodos largos de prueba muchas veces son para desbaratar todo dios en el que podamos confiar: los dioses de la autosuficiencia, de la experiencia, del conocimiento, del poder económico, etc. Dioses que mueven a este mundo. Pero el mundo y sus dioses quedaron avergonzados en aquel tiempo, y la verdad de Dios es la misma en todo tiempo. Lo único que le quedó al pueblo de Israel fue creer. Y lo único que podían hacer los egipcios para salvarse era creer y humillarse ante el verdadero Dios.

Dios tarde o temprano, sopla su viento y los enemigos que nos oprimían destrozándonos nuestra salud y nos atemorizaban con persecuciones, denuncias y faltas de paz; los enemigos de temor, de amenazas, de bloqueos que nos cortaban el futuro; los enemigos de accidentes, de infortunios, de deudas que ponían delante de nuestros ojos un panorama sombrío, desaparecerán porque se los llevó el viento.

Llamemos a ese viento divino. Clamemos para que el viento de Dios borre toda iniquidad, toda obra de las tinieblas, toda cosa que va en contra del propósito de Dios para nuestras vidas y la vida de nuestra nación. Creo que este año es un año de “vientos del Señor”. Vientos que van a disipar las nubes negras que por mucho tiempo estuvieron sobre nosotros. Vientos que van a soplar llevándose todo mal hábito, toda atadura, todo pecado, toda seguidilla de desgracias, maldiciones familiares, enfermedades crónicas, etc. Es el viento de Dios que comienza a soplar, abre el mar Rojo y se traga a los que en otro tiempo eran nuestros opresores.

Jesús, en la cruz, lo consiguió para nosotros. Lo esperamos con ansias. Llega con poder. Este año lo veremos. Este año se va todo aroma fétido de nuestras vidas, y el viento de Dios trae otro aroma: aroma de vida, aroma de salvación, sol de justicia, viento de victoria y liberación. Este es el año del Señor, del viento de Dios.

martes, 17 de enero de 2012

Mucho YouTube, poca Biblia y poca oración


Ante un nuevo año, hay gente que se muestra optimista y otra pesimista. La optimista es porque cree de alguna manera en aquel dicho “año nuevo, vida nueva”. Está bien, tiene un pensamiento positivo. Cree que las cosas pueden mejorar y de hecho lo van a hacer. Es bueno tener este tipo de actitud. ¡A q    uién le gusta estar con un parlante al lado que esté tirando constantemente pálidas! Algunas veces es un optimismo fantasioso, casi mágico. De olvidar macanas que hemos hecho y esperar algo “milagroso” de la vida en el futuro próximo. Otras veces se usa el optimismo para calmar la conciencia. Otras, verdaderamente en forma mágica, por el solo hecho de “confesar positivamente” lo bueno va a venir y lo malo va a irse lejos. En fin, como fuere esperan que este año sea mejor que el anterior.

Pero también están los pesimistas, que ven todo negro. A como está la economía, Medio Oriente, Estados Unidos, las tensiones a nivel local, inclusive a nivel familiar, los tsunamis, los terremotos, el desprecio por la vida, la contaminación ambiental… presagian (o al menos, se auto-presagian) un año catastrófico.

Eso siempre ha ocurrido. Pero este año hay algunas notas adicionales para cargar sobre el pesimismo. El 21/12/2012 y las predicciones mayas (mal interpretadas, de todos modos) fue un disparador para una película y para una ola de preocupaciones, ansiedad y reacomodamientos en la vida de miles de personas. La tensión en Medio Oriente, especialmente entre Irán e Israel y el potencial conflicto bélico allí. La caída del liderazgo despótico en los países musulmanes, y las amenazas de algunos líderes musulmanes al mundo Occidental. La inestabilidad económica de la Eurozona. El derrumbe de las calificaciones de Standard and Poor’s de ciertos países occidentales líderes en Occidente y su repercusión en las bolsas mundiales. La caída del dólar. Hablemos de la contaminación ambiental y de las aguas. Hablemos de los terremotos y tsunamis. Incluyamos el supuesto planeta X (Niribu) y su supuesta colisión con nuestro planeta en este año. Añadamos la reversión de los polos magnéticos y el mencionado cambio de eje de rotación de la Tierra. A eso le sumamos los efectos de un pico de actividad solar y supuestas debilidades del cinturón magnético de la tierra. Y como si fuera poco los planetas se van a alinear con el centro de la Vía Láctea.

A esto le podemos añadir un contribuyente evangélico. Predicadores (cuyos mensajes están en la web) que el año pasado (2011) predijeron para ese año la caída de un meteorito de enormes proporciones que produciría un cataclismos de magnitudes nunca vistas. Tal cosa, obviamente, no ocurrió. Otro, que se dedicó el año pasado a determinar el día del rapto, cosa que no ocurrió, y después de la desilusión, comenzó a revisar su aritmética para un nuevo cálculo.

Yo diría que hay mucho YouTube, poca Biblia y poca oración. Poco compromiso con la Palabra, poco compromiso con su llamado cristiano, mucho ocio evangélico y por lo tanto no tienen nada que hacer y comienzan a surfear por las páginas amarillas de la web que hoy presentan supuestas “comprobaciones” y “confirmaciones”, “descubrimientos” y potenciales “consecuencias” de hechos que no existen. Gente que lucra con la ignorancia de muchos, y en esos “muchos” caen evangélicos que deberían estar apercibidos por lo que dicen las Escrituras.

Aunque sean simulaciones por computadoras de alta complejidad, supuestos videos de seres extraterrestres, mensajes, cadáveres encontrados en la Luna, etc., cosa que obviamente, por lo curioso, llama la atención y plantea interrogantes, no dejan de ser ocurrencias y disparates –ciertamente muy bien tecnificadas– para poner dudas, preguntas, temores, ansiedades en la gente.

Nada de esto es cierto. El planeta X (Nibiru) no existe, la conjunción de los planetas no afecta para nada a la vida de la tierra (los únicos dos astros que afectan a la Tierra son la Luna y el Sol), el máximo de actividad solar está calculado para el 2013 y se prevee que no va a ser muy fuerte. El supuesto cambio de eje de rotación terrestre no tiene razón de ser como tampoco el cambio de polos magnéticos. O sea que no hay nada que preocuparse. Hay que ver menos You Tube, pero leer más la Biblia, orar más, comprometerse más con la vida cristiana, el evangelismo, el discipulado, el testimonio cristiano, etc.

Si bien nada de eso es cierto, lo que sí es cierto, sin embargo, es el juicio de Dios. Y eso está en la Biblia. Lo que Dios sí quiere es que su pueblo se arrepienta. Y Dios está llamando al arrepentimiento. Más allá de lo que pueda acontecer económica, política, social, meteorológica y climáticamente en el planeta en este año, los ojos del Señor siguen recorriendo la tierra buscando aquel corazón que es completamente suyo. Dios nos llama este año a caminar con él, como Enoc caminó con él. El año, según los gurúes y futurólogos de este mundo puede presagiar algunas situaciones tensas, pero los que confían en el Señor, los que caminan con él, tienen suficientes promesas bíblicas para vivir confiados. Aunque los fundamentos de este mundo se derritan, nuestra fortaleza debe estar puesta en el Señor. Hebreos 12 ya nos advierte que todo lo que sea conmovible va a ser conmovido, para que lo que es inamovible e inconmovible (el Reino de Dios) quede establecido para siempre. Quizá, es cierto, Dios sacuda los ídolos escondidos que tenemos. Y lo hace para que nos paremos sobre la Roca inconmovible de Jesucristo. Que dejemos de poner nuestra esperanza en lo espurio, lo pasajero, lo temporal, para aferrarnos a lo invisible del Reino de Dios. Es probable, así, que en este año veamos grandes cambios a nivel de liderazgo mundial, incluyendo del liderazgo evangélico, como también una explosión a nivel evangelístico, porque el pueblo cristiano toma conciencia –Espíritu Santo mediante– de esta necesidad. Pero esto no es motivo de caos, de ansiedad, de preocupación, etc., sino de saber que nuestra salvación está más cerca que antes.

Horacio R. Piccardo


domingo, 1 de enero de 2012

Devocional Enero 2012


Comienza un año nuevo y uno está lleno de expectativas. Aquellos que no conocen al Señor pueden ir desde una expectativa eufórica y fantasiosa hasta un miedo aterrador por el fin del mundo. Pero aquellos que conocemos al Señor no vivimos en los extremos desequilibrados, enfermizos y enfermantes, sino en el andar tranquilo y al mismo tiempo apasionado, delicado pero desafiante, suave pero agresivo del Espíritu. Andar en el Espíritu, andar con el Señor, andar obedeciendo a su voz es nuestro mejor remedio para la paranoia que vive este mundo. No olvidemos que el mundo nos quiere engatusar en tratar de imprimirnos su agenda, sus prioridades, sus métodos, sus dioses. No busquemos los atajos del impío, sino la cruz de Cristo. Este es un gran desafío, que debo decir, lamentablemente algunos cristianos, ante las promesas exitistas del mundo tratan de gambetear. Lo pragmático no siempre es el camino escogido por Dios. El “pare de sufrir” condenado por los púlpitos evangélicos, y respondido con un “amén” risueño por el pueblo, muchas veces aceptado como norma cristiana, haciendo ojos ciegos a todo lo que la Biblia nos enseña sobre la formación de carácter.

La cruz no es un fin de semana de descanso, sino un instrumento de tortura y muerte para la carne. Y muchas veces, engañados, huimos de ella, porque no nos sentimos cómodos colgando de ella. Obvio. Esa es la idea. La carne huye de ella y busca siempre alguna excusa. Nosotros, los que vivimos en las cosas de Dios, tendemos a ser engañados por ella, porque elaboramos excusas más “teológicas”. Nuestros “no” son “con fundamento bíblico”. Pero olvidamos lo que Pablo nos dice en Ro. 7: el pecado me engañó. El pecado tiene esa capacidad de embrollar nuestros pensamientos para rechazar la cruz, que finalmente es libertadora.

Últimamente me vino a mi mente el tema de Gilgal, donde, según cuenta el libro de Josué, fue donde él tuvo que circuncidad al pueblo de Israel, quitando “el oprobio de Egipto”. Egipto es la figura del mundo y todo lo que ha alimentado ese mundo en sus vidas. Gilgal es la cruz. Pablo ha crucificado sus pasiones y deleites (Gá. 5:24). Pero también habla de una doble crucifixión: él al mundo y el mundo a él (Gá. 6:14).

Este año, Dios nos invita a caminar con él. A caminar guiados por su Espíritu. Y la primera parada es en la cruz. Esto no es para el recién convertido solamente. Llevar cada día su cruz es el mandamiento para su discípulo. Vivir en el Espíritu no es solo un arrebato fuera del cuerpo (¡gloria a Dios por esas experiencias!), sino vivir siendo guiado por el Espíritu confirmando la Palabra de Dios en nuestras vidas. Jesús fue llevado al desierto, guiado por el Espíritu, para ser probado y tentado por Satanás. Jesús fue guiado por el Espíritu hasta la cruz, para nuevamente ser probado y tentado por Satanás. En medio del camino de la guianza del Espíritu, Satanás va a venir a tentarnos. No es el camino en sí el malo, sino quien se nos aparece en el camino. No rechacemos  el camino de guianza, formación, modelado del Espíritu por quien se nos aparece en el camino.

Este es un año de crecimiento en nuestra relación con Dios. Un año en el cual podemos conocerlo más íntimamente. Un año de discernimiento. Un año en que nos afianzamos más en su intimidad y conocimiento. No hay gloria sin cruz. No hay autoridad sin vencer en medio de los conflictos. No hay recompensa sin fidelidad. Comencemos este mes, perfilando cuál va a ser nuestro norte y cómo nos encaminaremos a él.